Bacterias de la neumonía
El diagnóstico suele hacerse en función de su historial médico reciente (como una operación, un resfriado o la exposición a viajes) y de la magnitud de la enfermedad. Basándose en estos factores, el médico puede diagnosticar la neumonía simplemente con una historia clínica y un examen físico exhaustivos. Para confirmar el diagnóstico se pueden utilizar las siguientes pruebas:
El tratamiento depende del tipo de neumonía que tenga. La mayoría de las veces, la neumonía se trata en casa, pero los casos graves pueden tratarse en el hospital. Los antibióticos se utilizan para la neumonía bacteriana. Los antibióticos también pueden acelerar la recuperación de la neumonía por micoplasma y de algunos casos especiales. La mayoría de las neumonías víricas no tienen un tratamiento específico. Suelen mejorar por sí solas.
Es más probable que tenga complicaciones si es un adulto mayor, un niño muy pequeño, tiene el sistema inmunitario debilitado o tiene un problema médico grave como diabetes o cirrosis. Las complicaciones pueden ser:
Neumonía atípica
Si la infección se produce en los sacos de aire más pequeños de los pulmones, conocidos como alvéolos, se denomina neumonía. Si se produce en las vías respiratorias más grandes, conocidas como bronquios, se denomina bronquitis. Las vías respiratorias se inflaman y producen más mucosidad o pus que bloquea las vías respiratorias y dificulta la respiración.
Las infecciones torácicas suelen estar causadas por bacterias o virus. La neumonía suele estar causada por bacterias, y la bronquitis, por virus. En ocasiones, las infecciones torácicas pueden estar causadas por hongos.
El médico elaborará su historial médico, escuchará su respiración y puede pedirle un análisis de sangre, una prueba de la flema o una radiografía de tórax. También puede realizar una prueba de la función pulmonar o tomar una muestra para determinar la causa de la infección.
A menudo las infecciones torácicas no necesitan ningún tratamiento médico. Pero en algunos casos se necesitan antibióticos. Sólo las infecciones bacterianas responden al tratamiento con antibióticos; no sirven para las infecciones víricas. Si se le recetan antibióticos, debe tomar el tratamiento completo aunque se sienta mejor después de 2 o 3 días.
Neumonía deambulatoria
Su médico puede realizar un examen físico y utilizar una radiografía de tórax, un TAC de tórax, una ecografía de tórax o una biopsia de pulmón con aguja para ayudar a diagnosticar su enfermedad. Su médico puede evaluar aún más su estado y la función pulmonar mediante una toracocentesis, la colocación de un tubo torácico o el drenaje de un absceso guiado por imagen.
La neumonía es una infección que provoca la inflamación de uno o ambos pulmones. Puede estar causada por un virus, una bacteria, un hongo u otros gérmenes. La infección suele adquirirse cuando una persona respira aire portador de gérmenes.
En ocasiones, la neumonía puede provocar complicaciones graves, como insuficiencia del sistema respiratorio, propagación de infecciones, líquido alrededor de los pulmones, abscesos o inflamación incontrolada en todo el cuerpo (sepsis). La enfermedad también puede ser mortal, por lo que es importante buscar atención médica inmediata si se experimentan estos síntomas.
Su médico de cabecera comenzará preguntándole por su historial médico y sus síntomas. También le hará un examen físico para que el médico pueda escuchar sus pulmones. Para comprobar si tiene neumonía, el médico escuchará si hay sonidos anormales como crepitaciones, ruidos o sibilancias. Si el médico cree que puede tener neumonía, puede realizar una prueba de imagen para confirmar el diagnóstico.
¿Es contagiosa la neumonía?
La neumonía es una enfermedad inflamatoria del pulmón que afecta principalmente a los pequeños sacos de aire conocidos como alvéolos[3][14] Los síntomas suelen incluir alguna combinación de tos productiva o seca, dolor en el pecho, fiebre y dificultad para respirar[1] La gravedad de la enfermedad es variable[1].
La neumonía suele estar causada por una infección vírica o bacteriana y, con menor frecuencia, por otros microorganismos[a] La identificación del agente patógeno responsable puede ser difícil. El diagnóstico suele basarse en los síntomas y la exploración física[8]. Las radiografías de tórax, los análisis de sangre y el cultivo del esputo pueden ayudar a confirmar el diagnóstico[8] La enfermedad puede clasificarse según el lugar en el que se haya adquirido, como neumonía adquirida en la comunidad o en el hospital o asociada a la atención sanitaria[17].
Los factores de riesgo de la neumonía son la fibrosis quística, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), la anemia de células falciformes, el asma, la diabetes, la insuficiencia cardíaca, los antecedentes de tabaquismo, la escasa capacidad para toser (por ejemplo, después de un accidente cerebrovascular) y un sistema inmunitario débil[5][7].