Al convertirse en madre

Ser madre es un momento crucial en la vida de cualquier mujer. Pensamos que estamos preparadas. Tenemos 9 meses para prepararnos, leer y aprender. Desde el momento en que anunciamos nuestro embarazo, todos los hombres y sus perros aprovechan cualquier oportunidad para decirnos lo que vamos a vivir, cómo será y cómo nos sentiremos.

Como sabrás si has leído mi post, Hacer esta única cosa mientras das el pecho te ayudará a dormir más, tengo un recorrido de lactancia variado. Mi primer bebé fue una brisa, él lo aceptó, yo lo acepté, fue natural y fácil.

Con mi segundo hijo empezó muy bien, y luego empezó a ir terriblemente mal. Mi bebé dejó de alimentarse, no ganaba peso y yo estaba increíblemente estresada. No podía entenderlo, ya lo había hecho antes, sabía lo que hacía, la lactancia era natural.

Lo que me gustaría haber sabido es que, a veces, las madres y los bebés necesitan ayuda. Ojalá hubiera sabido que muchas mamás necesitan un apoyo adicional para que la lactancia vaya bien. Ojalá hubiera sabido en ese momento que no estaba siendo una mala madre, que sólo necesitaba hablar.

¿Cómo sé si quiero ser madre?

Puedes encontrar mucha información práctica sobre el embarazo y la crianza de los hijos, pero ¿qué pasa con la montaña rusa emocional y el cambio de identidad que se produce para muchas mujeres y sus parejas cuando tienen un hijo? No hablamos mucho de ello, y si lo hacemos, suele ser en el contexto de la depresión posparto.

Necesitamos un nuevo modelo para pensar en la transición a la maternidad. Ese es el objetivo del nuevo libro Lo que nadie te dice: A Guide to Your Emotions from Pregnancy to Motherhood (Lo que nadie te dice: una guía para tus emociones del embarazo a la maternidad), del que son coautoras las psiquiatras Alexandra Sacks y Catherine Birndorf.

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En el libro, Sacks y Birndorf tratan de informar a los lectores sobre la etapa de la vida llamada “matrescencia”, que es la transición del desarrollo a la maternidad. Al igual que un bebé pasa a la infancia y un niño a la adolescencia, la matrescencia es un periodo natural pero distinto de la vida. Los autores tratan de normalizar la matrescencia -las hormonas, las emociones, las peleas, los periodos de inseguridad, etc.- en lugar de suponer que cualquier dificultad en torno a la maternidad indica un problema de salud mental.

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2. Un bebé va a hacer lo que un bebé va a hacerCasi me queman el dedo meñique del pie con artemisa durante las sesiones de acupuntura, y tenía una instructora de yoga/doula que me hablaba de 30 posiciones dos veces a la semana, todo en nombre de intentar dar la vuelta a mi niña. Tenía su cabecita junto a mi costilla, y ahí se quedaba. Estaba convencida de que iba a dar la vuelta hasta el final, ya que rompí la bolsa a las 4 de la mañana del día en que tenía que dar a luz. Cuando llegué al hospital me negué a que me pusieran una vía intravenosa porque estaba convencida de que no tendría que entrar en quirófano. Ni que decir tiene que esa última ecografía reveló un bebé exactamente donde había estado todo el tiempo. Entré en el quirófano cinco horas después. Estar tumbada en una mesa de operaciones sabiendo que, sin la presencia de tus propios empujones, un humano saldrá muy pronto de tu cuerpo y te sentirás en general fatal (¡pero también eufórica!) es, en una palabra, surrealista.

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7. Ser una “madre a la moda” no es una “maternidad de aspiración “Tuve la suerte de pasar semanas en casa con mi marido y mi familia cuando llegó Lila. Viví con dos pares de pantalones de chándal de Aritzia exactamente iguales durante gran parte de ese tiempo, combinados con viejas camisetas de American Apparel que facilitaban el acceso a la lactancia. No era nada elegante, pero, por supuesto, este tiempo se trataba de establecer vínculos y ser una fuente de alimento y comodidad para un nuevo ser humano, no de ser estéticamente agradable. Como soy una persona que aparentemente carece de previsión para saber que no necesitaría vestidos de verano y sandalias de tacón después del parto, empaqué muchos, muchos looks para mi tiempo en casa. Pero diré que, en las raras ocasiones en las que me puse uno de esos vestidos para dar algunos paseos al aire libre, volví a sentirme yo. Lo que me pongo es una gran parte de mi identidad. Si el maquillaje o la literatura o las revistas científicas o los reality shows o los semanarios de famosos te hacen sentir como tú, abraza esas pequeñas cosas durante unos minutos al día durante esos primeros meses: te ayudará a casar tu pasado con tu nuevo presente de forma concreta. Tratar de tener el mejor aspecto posible no era para montar un espectáculo, sino para reencontrar mi identidad.

Citas sobre la maternidad

Antes de tener hijos, no habrías pensado en salir a por leche. Pero en los primeros días, alimentar al bebé, cambiarlo, vestirlo y ponerlo en la silla de paseo, al tiempo que te preparas, puede parecer una misión de proporciones descomunales.

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A muchas madres no les gusta la idea de subir la silla de paseo a un autobús por primera vez, o alejarse demasiado de casa por si el bebé necesita un cambio o una toma. Pero en cuanto lo hagas una o dos veces, te sentirás realizada. Y lo que es más importante, puede que empiece a sentir que ha recuperado un poco de su independencia. Consulta nuestros mejores consejos para viajar con un bebé en transporte público.

Aunque te hayas acostumbrado a salir, salir de casa durante un tiempo ya no será tan sencillo como antes. No sólo tardarás una eternidad en prepararte para una salida cotidiana al parque, sino que al intentar hacer la maleta para salir el fin de semana parece que tienes que llevarte de todo menos el fregadero de la cocina. Y además, siempre llegarás tarde.

Por Aroa Flores

Hola a todos, soy Aroa Flores y en mi blog personal te ofrezco diversas noticias de actualidad.