Dulce carta de la hija a su madre en su cumpleaños
Madre (n. m.) – La mujer que te ama incondicionalmente desde que naces, la que antepone sus hijos a ella misma y con la que siempre puedes contar por encima de todos. Sólo con contarle tus problemas te sientes mejor porque las madres siempre saben cómo hacer que todo desaparezca. Aunque os peleéis, sabed que ella sólo busca lo mejor para vosotros.
Nunca pensé que el amor incondicional existiera, pero realmente el amor de una madre es la prueba viviente de que el amor no tiene límites. Puede que no tengamos todos los lujos del mundo, pero tenerte a nuestro lado es más que suficiente para nosotros. Cada vez que estás cerca, todo parece estar bien. Me siento seguro bajo tus alas, mi gallina madre. ¿Cómo podría vivir sin ti?
Fuiste mi primera profesora, y por la mañana me acompañabas al colegio y me comprabas mi merienda favorita (leche con chocolate), y magdalenas, y cuando llegaba a casa por la tarde, hacíamos juntos los deberes mientras me regañabas para que me concentrara más en el estudio y para que empezara a aprender a leer.
Carta de la hija a su madre el día de su boda
Se han escrito muchas canciones e historias sobre lo importantes que son las madres para sus hijos. Pero, ¿qué historia contarías tú si pusieras la pluma sobre el papel? Tal vez las cosas que has aprendido de ella y que te han convertido en lo que eres hoy. Quizás expresar tu gratitud por los sacrificios que ella hizo por ti. O tal vez asuntos que quedaron sin resolver y que desde entonces se han convertido en una espina en tus relaciones
Se han escrito muchas canciones e historias sobre lo importantes que son las madres para sus hijos. Pero, ¿qué historia contarías tú si pusieras la pluma sobre el papel? Tal vez cosas que hayas aprendido de ella y que te hayan convertido en quien eres hoy. Quizás expresar tu gratitud por los sacrificios que ella hizo por ti. O tal vez asuntos que quedaron sin resolver y que desde entonces se han convertido en una espina en tu relación. Son cartas perspicaces y desgarradoras, repletas de anécdotas conmovedoras. En esta colección de mini-ensayos editados por el premiado autor Felix Cheong, hijos e hijas escriben cartas a sus madres sobre sus relaciones y articulan lo que a menudo no se ha expresado.
Una carta a mi madre
Hay muchas lecciones que espero enseñar a mi hija, como estoy segura de que hay muchas lecciones que te gustaría enseñar a tus hijos. Para ayudar a compartir estas lecciones he decidido escribirlas en una carta a mi hija. Tal vez sea el momento de escribir una carta a tus hijos también.
En este momento, mi hija es demasiado pequeña para leer o incluso comprender las palabras que he escrito. Pero a continuación están los valores que estoy tratando de inculcarle. Un día espero compartir esta carta con mi hija.
Desde que naciste te he repetido la misma frase todos los días de tu vida. Eres segura, amada, fuerte, independiente, valiente y amable. Estos son los rasgos de carácter con los que tu padre y yo esperamos que crezcas.
Cuando eras un bebé, cuando llorabas, te hacía callar y te susurraba al oído que estabas a salvo. A menudo pensaba que te asustabas cuando te despertabas en tu caja de bebé. Quizá estabas desorientado y no sabías dónde estabas.
Cuando era niña me daban miedo las montañas rusas y las atracciones. Siempre pensaba en lo peor que podía pasar. De adulta, he aprendido a decirme a mí misma que estoy a salvo, que si la atracción fuera insegura no seguirían teniendo gente en ella.
Carta de la hija a la madre
La carta de la consejera delegada y directora general del banco ICICI, Chanda Kochhar, a su hija Aarati, está dando vueltas en las redes sociales. Kochhar figura en la lista de las “100 mujeres más poderosas del mundo” de Forbes, y esta carta no hace más que demostrar lo exitosa e inspiradora que es como madre en casa.
Hoy me siento muy orgullosa de verte frente a mí como una joven segura de sí misma en el umbral de un emocionante viaje por la vida. Estoy deseando verte crecer y florecer en los próximos años.
Este momento también me ha traído recuerdos de mi propio viaje y de las lecciones de vida que aprendí por el camino. Cuando pienso en esos momentos, me doy cuenta de que la mayoría de esas lecciones las aprendí en mi infancia, sobre todo a través del ejemplo de mis padres. Los valores que me inculcaron en mis años de formación me dieron la base sobre la que intento vivir mi vida incluso hoy.
Nuestros padres nos trataban a los tres -dos hermanas y un hermano- por igual. Cuando se trataba de la educación, o de nuestros planes de futuro, no había ninguna discriminación entre nosotros basada en nuestro género. Tus abuelos siempre tenían el mismo mensaje para los tres.