Neumonía: Tipos, clasificación, síntomas y tratamiento
En la fibrosis quística, Pseudomonas aeruginosa es un patógeno muy temido. Esta bacteria coloniza fácilmente los pulmones de las personas con fibrosis quística, lo que provoca infecciones crónicas que son casi imposibles de erradicar y que acaban siendo mortales.
“Prevenir la infección por P. aeruginosa podría mejorar enormemente la salud de las personas con fibrosis quística”, afirma el doctor Sebastián A. Riquelme, autor principal del estudio y becario postdoctoral del Departamento de Pediatría. “Y es posible que podamos controlar la infección dirigiéndonos al uso que la bacteria hace del succinato en el pulmón”.
Según el nuevo estudio, es esta interacción anormal PTEN-CFTR la que hace que las células pulmonares liberen una cantidad excesiva de succinato. El succinato impulsó el crecimiento de P. aeruginosa en los pulmones de los ratones, pero no tuvo ningún efecto sobre Staphylococcus aureus, otro patógeno importante.
“Las bacterias adaptadas al succinato desvían su metabolismo hacia la producción de un limo extracelular que hace que los organismos sean extremadamente difíciles de erradicar del pulmón”, afirma la autora principal del estudio, la doctora Alice Prince, profesora de Pediatría de los doctores John M. Driscoll Jr. e Yvonne Driscoll. “Estas bacterias son la causa de la infección crónica en la fibrosis quística”.
Por qué la neumonía sigue siendo tan mortal
La neumonía es una enfermedad inflamatoria del pulmón que afecta principalmente a los pequeños sacos de aire conocidos como alvéolos[3][14] Los síntomas suelen incluir alguna combinación de tos productiva o seca, dolor en el pecho, fiebre y dificultad para respirar[1] La gravedad de la enfermedad es variable[1].
La neumonía suele estar causada por una infección vírica o bacteriana y, con menor frecuencia, por otros microorganismos[a] La identificación del agente patógeno responsable puede ser difícil. El diagnóstico suele basarse en los síntomas y la exploración física[8]. Las radiografías de tórax, los análisis de sangre y el cultivo del esputo pueden ayudar a confirmar el diagnóstico[8] La enfermedad puede clasificarse según el lugar en el que se haya adquirido, como neumonía adquirida en la comunidad o en el hospital o asociada a la atención sanitaria[17].
Los factores de riesgo de la neumonía son la fibrosis quística, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), la anemia de células falciformes, el asma, la diabetes, la insuficiencia cardíaca, los antecedentes de tabaquismo, la escasa capacidad para toser (por ejemplo, después de un accidente cerebrovascular) y un sistema inmunitario débil[5][7].
Neumonía, animación
Es posible que asocie la neumonía con escenas dramáticas de películas que implican estancias prolongadas en el hospital, tiendas de oxígeno y miembros de la familia susurrando en apiñamientos junto a la cama. Es cierto que la neumonía puede ser grave. Pero lo más frecuente es que la neumonía sea una infección que puede tratarse fácilmente en casa sin tener que ir al hospital.
La neumonía es una infección de los pulmones. Cuando alguien tiene neumonía, el tejido pulmonar puede llenarse de pus y otros fluidos, lo que dificulta que el oxígeno de los sacos de aire del pulmón (alvéolos) llegue al torrente sanguíneo. Con la neumonía, una persona puede tener dificultad para respirar y tener tos y fiebre; ocasionalmente, el dolor de pecho o abdominal y los vómitos también son síntomas.
La neumonía suele estar causada por virus, como el virus de la gripe y el adenovirus. Otros virus, como el virus sincitial respiratorio (VSR) y el metapneumovirus humano, son causas comunes de neumonía en niños pequeños y bebés.
Las bacterias, como el Streptococcus pneumoniae, también pueden causar neumonía. Las personas con neumonía bacteriana suelen estar más enfermas que las que padecen neumonía vírica, pero pueden tratarse con medicamentos antibióticos.
El coronavirus es más que una infección pulmonar | Especial COVID-19
El gen defectuoso que causa la fibrosis quística altera el flujo normal de sal y agua que entra y sale de los pulmones y otros órganos. Este desequilibrio de la sal da lugar a una mucosidad espesa y pegajosa que se acumula en los pulmones y permite que los gérmenes prosperen y se multipliquen.
Cuando el sistema inmunitario del organismo -los glóbulos blancos- ataca a los gérmenes, los pulmones se inflaman. Esta inflamación estimula la creación de más mucosidad, que bloquea las vías respiratorias y permite que crezcan más gérmenes.
La doctora Jennifer Taylor-Cousar, neumóloga pediátrica y de adultos del National Jewish Health, responde a las preguntas de la comunidad de la FQ sobre si todas las infecciones causan daños en los pulmones y qué tratamientos hay en el horizonte para ciertas bacterias.
Muchos gérmenes son especialmente peligrosos para las personas con FQ y pueden provocar un deterioro más rápido de la función pulmonar. Los estudios médicos demuestran que las personas con FQ corren un riesgo especial de propagar ciertos gérmenes entre otras personas con la enfermedad. Esto se denomina infección cruzada.
La gripe, comúnmente llamada influenza, es un virus muy contagioso, incluso entre personas que no tienen FQ. Todos los años en Estados Unidos se producen epidemias de gripe durante los meses de invierno. Aunque cualquiera puede contraer la gripe, las personas con FQ pueden enfermar mucho más. Para las personas que viven con FQ, contraer la gripe puede provocar una infección pulmonar grave.