Dos maneras de abordar la gota

Aproximadamente entre el 1 y el 2% de los adultos en Alemania padecen gota y alrededor del 20% hiperuricemia. Esto hace que la gota sea la forma de artritis más extendida en todo el país (1). Es una de las pocas enfermedades reumáticas que se pueden curar. La gota está causada por el depósito de cristales de ácido úrico en las articulaciones o en los tejidos que las rodean como resultado de la hiperuricemia. Normalmente, se produce una hinchazón y un enrojecimiento dolorosos en la articulación afectada. Se ha observado un aumento de la prevalencia e incidencia de la gota en todo el mundo (e1). No hay datos sobre Alemania específicamente. Sin embargo, dado que los niveles de incidencia actuales son similares a los encontrados en el estudio de Annemans (1), se puede deducir que la situación en Alemania es la misma. La atención se ha vuelto a centrar en la gota por razones tanto sanitarias como económicas (1, 2, e1). En el pasado, se publicaron múltiples directrices y recomendaciones de tratamiento para mejorar la atención a los pacientes con gota. Sin embargo, en la actualidad la atención no se ajusta a estas directrices en varios aspectos. Entre ellas se encuentra el uso excesivo de alopurinol en pacientes asintomáticos con hiperuricemia y la falta de seguimiento del tratamiento farmacológico para reducir el ácido úrico. Múltiples estudios han demostrado esta discrepancia entre las recomendaciones de tratamiento y la práctica clínica (3, 4, e1-e3).

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El objetivo del tratamiento durante un ataque agudo de gota es la supresión de la inflamación y el control del dolor. Es importante tener en cuenta que si un paciente no está recibiendo un tratamiento para reducir el ácido úrico en el momento de un ataque agudo, no es el momento de iniciar dicho tratamiento. Sin embargo, si un paciente está recibiendo un tratamiento para reducir el ácido úrico en el momento de un ataque agudo, no debe suspenderlo.

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El tratamiento del dolor y la inflamación puede realizarse con AINE, colchicina o corticosteroides (sistémicos o intraarticulares). La elección de qué tratamiento es el adecuado para un paciente concreto debe hacerse en función de las condiciones médicas comórbidas del paciente, de otros medicamentos y del perfil de efectos secundarios.

Los pacientes que tienen múltiples episodios de ataques de gota aguda al año o que presentan tofos en el examen son candidatos a un tratamiento para reducir el ácido úrico. El uso de agentes reductores del ácido úrico reducirá la frecuencia de los ataques de gota y, con el tiempo, reducirá la formación de tofos y disminuirá el riesgo de destrucción articular. A continuación se indican las indicaciones para el tratamiento reductor del ácido úrico:

Gota – causas, síntomas, diagnóstico, tratamiento, patología

La gota es una inflamación dolorosa de una articulación. Es un tipo de artritis. Está causada por la acumulación de ácido úrico, un material de desecho que suele eliminarse por la orina. Si no puede eliminar suficiente ácido úrico, éste se acumula en la sangre. A veces puede llegar a las articulaciones, causando inflamación y dolor, lo que constituye la gota.

Si la gota no se trata, puede causar daños permanentes en las articulaciones. El tratamiento de la gota implica evitar el alcohol, mantener un peso saludable y tomar medicamentos. Algunos medicamentos para la gota ayudan a reducir el dolor y la inflamación, y otros pueden prevenir nuevos ataques.

Los antiinflamatorios no esteroideos, o AINE, son un tipo de medicamento que puede reducir el dolor y la hinchazón de la gota. No tienen ningún efecto sobre la cantidad de ácido úrico en el organismo. Algunos ejemplos son el naproxeno y el ibuprofeno.

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El objetivo del tratamiento de los ataques agudos de gota es el alivio rápido del dolor. Además de descansar la articulación afectada y utilizar hielo para reducir la hinchazón, se pueden utilizar los siguientes medicamentos a corto plazo, hasta que el dolor y la inflamación disminuyan.

El objetivo de estos medicamentos es reducir los niveles de ácido úrico por debajo de 0,36 mmol/L.  Si el nivel de ácido úrico se mantiene en este nivel a largo plazo, los cristales de la gota se disolverán, y el riesgo de ataques de gota y de daños en las articulaciones por la gota se reducirá gradualmente.  Las opciones incluyen:

Tomar medicamentos es una parte importante del tratamiento y la prevención de la gota. En este vídeo, la representante de los consumidores y asesora cultural de Health Navigator, Merle Samuels, comparte consejos para gestionar sus medicamentos.

La gota es una enfermedad de larga duración, lo que significa que es continua y que tendrá que tomar medicamentos todos los días durante muchos años para mantenerse bien. Para muchas personas esto supone un reto. En este vídeo, Merle habla de cómo se cuida ella misma de sus enfermedades de larga duración.

Por Aroa Flores

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